La semana pasada asistí y participé en el III Congreso de excelencia en la gestión de las administraciones públicas, organizado por el grupo Q-EPEA de entidades públicas del País Vasco (administración y empresas públicas) comprometidas con la búsqueda de la Excelencia en la gestión.
El Congreso estuvo a la altura que cabe esperar de un grupo de organizaciones y, sobre todo, de personas comprometidas con la excelencia. Todo funcionó bien, desde la selección de ponentes hasta la esplendida meteorología, pasando por las cuestiones logísticas y el respeto milimétrico de los horarios. El atardecer sobre la bahía donostiarra desde el Palacio de Miramar fue memorable.
Mi más sincera felicitación a todas las personas que han participado en la organización de este Congreso. Habéis puesto el listón muy alto.
Espero impaciente la publicación de las ponencias y, sobre todo, de los vídeos del Congreso.
Personalmente, disfrute mucho con las intervenciones de Carles Ramió, Daniel Innerarity y Toni Puig. Y seguro que también habría disfrutado con las de Jesús Martínez y Genís Roca, a las que no asistí, en un caso porque coincidía con mi intervención en una sesión paralela y en el otro porque opté por la otra sesión paralela (me picaba la curiosidad sobre el liderazgo emocional).
Me gustó también la intervención de mi compañero de mesa, Jesús Méndez (Junta de Castilla y León), que suplió muy dignamente a la ponente titular Cristina Gredilla. Me pareció interesante su enfoque en la mejora de la regulación y tomé nota de algunas cuestiones muy prácticas que seguro vamos a copiar, como el consentimiento por defecto para la sustitución de certificados en papel por transmisiones de datos.
La exposición de las buenas prácticas es el momento Q-EPEA más genuino, en el que sus miembros tienen ocasión de difundir sus mejores éxitos. Todas las buenas prácticas son meritorias, pero me quedo con las basadas en la colaboración y en la participación porque, desde mi punto de vista, ese es el camino que hace falta impulsar en las organizaciones públicas. Todo lo demás es necesario, pero la colaboración y la participación son los elementos clave para la transformación de las administraciones públicas.
Me alegré por el premio al Ayuntamiento de Irún, porque lo veo como el reconocimiento a toda una trayectoria de hacer bien las cosas. En Irún no han saltado etapas, sino que han dado cada paso cuando tocaba. Y cuando se llevan los deberes al día es más fácil sacar el curso con nota.
La intervención de Toni Puig, espectacular. Espero que podamos contar con él en nuestros talleres de innovación. Y el resumen de Enrique Sacanell, magistral.
Si a todo esto le añadimos la ocasión de tejer red con un montón de personas interesantes que comparten la inquietud de transformar las organizaciones públicas, podemos concluir que el Congreso de Q-EPEA es una cita ineludible para quienes tenemos alguna relación con la mejora y la innovación en la Administración Pública.
Desde su constitución en 2002, el grupo Q-EPEA es un foro privilegiado de encuentro y aprendizaje compartido en el que merece la pena participar.
